Zain, un puerto pesquero rodeado de montañas que toman su nombre, es una región fría donde conviven diferentes personajes sin relación aparente. En Sonidos de Zain podrás sumergirte en las vidas de los habitantes de esta tierra, siguiendo a los personajes que más te apasionen. Crea con nosotras tu propia novela.

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domingo, 12 de diciembre de 2010

Conversaciones de carretera

Caminaron en silencio por la carretera que llevaba al pueblo. Naira le miraba fijamente, con los ojos muy abiertos, curiosa. Esto le hacía ponerse nervioso a Alex, que lanzaba miradas de reojo mientras retorcía las manos en los bolsillos de los pantalones.
-... entonces has dicho que vives aquí, en Zain?- preguntó Alex rompiendo el hielo.
- No lo he dicho- contesto Naira con una pícara sonrisa - pero ya que lo dices, si, vivo aquí- añadió poniéndose seria.
- Pero si aquí no hay gente, ni bares, ni discotecas, ni siquiera tengo cobertura en el móvil... cómo se puede vivir así?- Alex la miraba ahora extrañado.
Naira apartó por primera vez la mirada, quizá molesta por aquellas apreciaciones. - Eso no es verdad. Si que hay gente- respondió secamente.
- Bueno, y qué me dices de la cobertura, eh?-
- No tengo móvil.
Alex guardó silencio, dándose cuenta de que no debía haber sacado esa conversación. Por un momento pensó en el consumismo masivo que se iba apoderando de la gente que, como él, vivía en la ciudad, aún teniendo en cuenta que era el menos "moderno" de sus amigos, el que tenía el móvil más barato y el reproductor de música más viejo. No se le había ocurrido nunca pensar en alguien de su edad sin móvil.
- Por qué? tus padres no pueden comprarte uno? - siguió preguntando intrigado Alex, aún sabiendo que no debía hacerlo.
- Para qué hacerlo, tu mismo has dicho que aquí no hay cobertura... - contestó burlona Naira.
Alex no supo responder, y desvió la mirada hacia los árboles que se alzaban a los lados de la carretera.  Le parecían todos iguales, no sabía nada de botánica, cosa que entristecía enormemente a su madre, que tras enormes y fallidos esfuerzos por enseñarle algo de este arte, había terminado por desistir. Siguieron caminando en silencio, Alex no se atrevía a sacar una conversación por miedo a entrar en conflicto con Naira. Se sentía incómodo, aquella chica le intimidaba y todavía no sabía porqué. Ella en cambio parecía relajada y tranquila, y con una voz extraña y ajena comenzó a cantar suavemente. Alex la miró asombrado por la seguridad que transmitía en su voz, pensando en cómo continuamente le sorprendía esa chica de la que no sabía mas que su nombre.
- ¿Pero no te da verguenza ponerte a cantar así? - preguntó Alex pasmado
- ¿Así, cómo? - respondió ella levantando una ceja
- Así, delante de mí... - dijo Álex
- ¿Por qué me iba a dar verguenza? - se rió extrañada Naira
- No sé, no me conoces... - respondió Alex, incómodo. - Olvídalo, lo siento - añadió arrepintiéndose de haber interrumpido aquella extraña y espontánea canción.
- Como quieras - sonrió Naira mientras le guiñaba el ojo. - Ya hemos llegado, aquí es donde he quedado con el resto - dijo Naira como si nada hubiera pasado.

Alex miró a su alrededor. No encontró nada distinto al resto del camino. Ninguna señal ni diferencia con el camino por el que habían venido. - ¿Cómo estás tan segura de que es aquí? Todo parece igual... -.

Naira le miró como quién mira a un niño que pregunta quién pone la luna en el cielo cada noche. - No lo es- aseguró riéndose. Se rió con frescura y ligereza, con aquella tranquilidad y desenfado que no dejaba de asombrar a Alex. Él no pudo más que continuar mirando hacia los lados del camino, con la esperanza de encontrar aquella seña identificatoria que hacía de ése un punto de encuentro..